Queridos amigos: durante el presente mes hemos enviado ya  artículos sobre la obra de Leopoldo Marechal, y algunos poemas suyos.  Anoche, en la audición de Luis Calvo por Radio Cultura, he leído algunos de los Sonetos a Sophia.  Hoy, con motivo del aniversario de su muerte (26 de Junio de 1970),  quiero recordar una vez más la significación de su pensamiento, expuesto a través de varios géneros literarios.

Marechal se reivindicó como el surubí, pez del Paraná que navega hacia las fuentes del río, sin dejarse arrastrar  por la corriente. Buscó las fuentes de la cultura en su propia tradición, y en otras tradiciones de la humanidd. Se sentía alejado  de los últimos tramos de la Modernidad, del homo oeconomicus,  el hombre final al que llamó Colofón, de  la mecanización y la trivialización del vivir. Bebía en las fuentes homéricas, en el Antiguo y el Nuevo Testamento, en Heráclito, Plotino, Dante, los libros sagrados de la India y de otros pueblos.  Y también en las ciencias, en los datos que le allegó la ciencia de su tiempo.

Hoy podría apreciar  – y acaso lo haga, no sabemos cómo-  las crecientes  convergencias de la ciencia, la fenomenología y las hermenéuticas fundadas en la Tradición primordial.  Estamos viendo desmoronarse ante nuestros ojos el sistema capitalista, entre cuyos estertores transcurre nuestra vida.  De igual modo hemos visto  caer el sistema comunista, y se tambalea el  engendro de las democracias sociales que viven al amparo del capitalismo tardío.

Pero no podemos leer a Marechal con el lente de la Escuela de Francfort, ni de la moderna crítica francesa o  norteamericana.   Para mirar la Belleza el ojo debe purificarse, decía Plotino.

Hoy les hago llegar el texto leído el 30-IX-2013 al inaugurar la Cátedra Marechal en Mendoza,  y también, sin  considerarlo terminado, el texto resumido de  la última clase que ofrecí  en Mendoza, en el curso Pensar desde Marechal (Universidad de Congreso, mayo de 2014). Reconocerán  allí,  en la lectura de los poemas últimos del maestro, la moción a adoptar un punto de vista nuevo, superador del cientismo decimonónico y la superficialidad objetivista.

Lo comparto fraternalmente con los integrantes y amigos del Centro de Estudios Poéticos Alétheia.

Saludos de Graciela Maturo.